El progre de tendencias nacionalistas y descoloniales puede postear el videito de Moria Casán diciendo que los que hablan mal de país huelen a caca. Ok, muy emotivo el montaje. Pero si se lo piensa la Argentina, los argentinos y la argentinidad son una reverenda cagada. No por los motivos que esgrime la derecha, sino por los motivos que la derecha no dice y disimula. ¿Por qué? Porque la Argentina siempre fue de derecha, insatisfechamente de derecha. Liberal o conservadora, pero de derecha. De derecha liberal fue la revolución de mayo y plenamente liberal el 9 de julio. ¿La guerra de independencia? Revoluciones burguesas. No hace falta ser historiador, te lo cuentan en el secundario. Liberales fueron los gobiernos de Rivadavia en adelante y de derecha conservadora los de Rosas. Urquiza, Derqui, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca y los gandules que le siguieron, de derecha y liberales. ¿La guerra de la triple alianza? Una guerra burguesa. La llamada conquista del desierto, burguesa, liberal y genocida. El voto universal, secreto y obligatorio, una concesión burguesa igual que la reforma universitaria del ’18 llevada adelante por…burgueses. La semana trágica del ’19 contra los obreros? Una represión de derecha igual que los hechos de la Patagonia rebelde. La década infame no fue una fiesta comunista, se cae de maduro. ¿Perón? Tenía de rojo lo que Lanata de honesto. No olvidemos la masacre de Pilagá que llevó adelante el peronismo y que no fue una represión muy progresista que digamos. ¿Los 20 años hasta la vuelta de Perón? Un menjunje de derechismos con problemas de identidad. ¿Montoneros? Siempre con camisas negras para dar un dato de color. ¿Isabel? ¿El proceso? Una idiotez pensarlo. ¿Malvinas como guerra descolonial? No, mi ciela, estás confundida. ¿El radicalismo? Si encontrás alguien que con su democracia haya comido, sanado y aprendido, te ganaste un chupetín. ¿Menemato? Una sociedad que se quejaba de la corrupción pero veraneaba en Cancún como si una cosa no tuviese que ver con la otra. La Alianza, cuántos nos confundimos con la Alianza…el problema es que el hambre y los muertos los pusieron otros. ¿Néstor? No tenía mucho margen para ser de derecha pero reinstauró el cuentito de la burguesía nacional posible que se terminó llevando puesto a su recuerdo, a Cristina, a Cobos, a Boudou y a los pelotudos del tío Alberto, el primo Sergio y a la Carmelita descalza de Máximo que tira la piedra y esconde la mano. Mauricio, Heidi y Larrata no son abiertamente fascistas porque no saben italiano. Todo super recontra habilitado por una sociedad a la que le gusta hablar bien de sí y pensarse como socialdemócrata europea. La sociedad Argentina es de derecha. Su primer reacción siempre es sálvese quien pueda, con lo mío no te metas, que se jodan otros, no con la mía, son todos negros, hay que meterles bala. La primera reacción es la cancelación, la puteada, la verdugueada y la gastada porque primero mi triunfo y segundo… Francia.
Juan Carr, que es un señor derecha pero de buen corazón, dice en televisión que la gente es buena porque ayuda y de cuarenta y pico de millones de argentinos le dan una mano apenas si varias decenas para ayudar a los necesitados que se cagan de hambre pero votan a Milei.
La sociedad Argentina es de derecha, punitivista, propietaria, acreditativa y antipobres. Es machista, olvida rápido el esfuerzo, el favor y la gauchada como cuando le vendimos armas a Ecuador cagándonos en la ayuda que nos dio Perú en Malvinas.
Los que se esfuerzan por encontrarnos una bondad innata, que nos dicen que siempre elegimos bien y nuestros dirigentes nos timan, lo que pretenden es masturbarnos diciéndonos que si nos unimos (bajo su liderazgo) la rompemos, como en el mundial; que no somos prósperos o bien por culpa de los medios o por panchos. Y no, no la pegamos porque nuestra derechocidad es una derechocidad inculta e iletrada, fundada en spechs, en jingles, en lugares comunes y frases hechas que son simulacros de pensamiento, cacofonías repetidas desde que Juan de Garay repartió la tierra entre 100 muertos de hambre, medio delincuentes, medio buscavidas que son los ancestros de los que hoy reclaman el derecho a hacerse ricos pero le esquivan el bulto a la obligación de aportar a las arcas de la patria. La argentinidad es irresponsable. No se hace cargo, no pide disculpas no repara. No paga sus deudas ni las reconoce como propias.
El sueño trasnochado de los filo setentistas que no vivieron los setenta es una patria socialista. Yo sueño lo mismo, algunos más también. Pero sabemos que no cala. E insistimos desde ese saber porque reconocemos y sabemos documentadamente que en la mejor época para los empresarios argentinos, el momento en que más vendieron fue durante el primer peronismo y aun así lo despreciaban. Que amaron el “deme dos” y “la plata dulce” del liberal más libertario que fue Martínez de Hoz y lo amaban a sabiendas de que se hacía con sangre porque aquello de que nadie sabía es la más canalla de las mentiras. Los mismos que aplaudieron la estatización de la deuda privada en el 82 con Caballo, Que aplaudieron el menemato y otra vez Cavallo mientras se fundían y ya no podían comprar camisas horribles de Versace. Los mismos que forrearon al Kirchnerismo que les devolvió el billete en la calle, que propició que sus hijxs disidentes sexuales pudieran casarse, que no tuviese que esconder sus abortos. Los que puteaban a Cristina pero viajaban por el mundo con el dólar subsidiado y Los mismos que puteaban a Macri pero se cansaron de comprar dólares baratos, por las dudas, para ir a Disney y compartirlo por Instagram.
Será por eso que hay argentinos en todos lados porque en todos lados el mal amenaza. Hay argentinos en las peores y más vetustas instituciones y organismos, que son monarcas, que son papás, grandes rabinos. Hay argentinos en todos los organismos financieros, en todas las multinacionales contaminantes, tomando decisiones siempre en contra de los más necesitados, aislando, fragmentando, excluyendo.
Si hay algo bueno en la Argentina y en la argentinidad todavía no ha sido descubierto.
Hace unos meses encontré los documentos de una bebé rusa. Los padres, para agradecerme que me haya tomado el trabajo de buscarlos y devolverse los, me decían orgullosos que su beba era Argentina. La verdad, sentí una profunda compasión por ella, la argentinidad no se cura. Te mata de a poco.