Reflexiones de un señor de cuarentaipico que todavía cursa II

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Uno de los problemas de cursar un profesorado en una universidad es que se tienen compañerxs que ya son docentes. Al parecer, el solo ejercicio de la profesión les hace creer que eso lxs autoriza a hablar más que el docente, a interrumpirlo, a cuestionarlo, a cuestionar a los autores -cosas que no están mal- pero, sobre todo, a contar sus anécdotas de clase, lo que es infumable porque rara vez ilustran el tema tratado, sino que emerge para satisfacer el ego y el deseo de reconocimiento.