La muchachada progre que combate el capital por Facebook puede estar muy preocupada por el financiamiento universitario, como vos, como yo, como cualquier señorito que haya leído Moby Dick y Los hermanos Karamazov, pero la verdad de la milanga es que a la monada de extramuros la cosa le preocupa muy de refilón. Ocupados por saber qué van a morfar o cómo garpar la luz el asunto de la educación superior no pasa más que como un berretín del nene o de la nena para después del laburo. Algunos, cuando salen del yugo, merecidamente y en todo su derecho, elijen irse a jugar a la pelota y otros a leer a Heidegger y a Saussure, pero cuando la panza hace ruido no hay Dasein ni significante que valga porque -lo sabe cualquiera- el hambre es heteróclita y multiforme.