El tiempo muerto. Eso es lo peor del bondi. Cuando vas amontonado a cuatro decenas de personas y no podés leer porque no hay margen para dar vuelta la página, ni boludear con el teléfono por cagazo a que te lo afanen. Cuando no podés escuchar música porque el colectivero o los otros pasajeros se pasan de rosca con lo que escuchan y entonces invaden tu espacio personal sonoro por más que intentes defenderte con tus auriculares vomitando Death metal a toda castaña. O hay tanta gente apilada que no podés cambiar la canción y te fumás entero el disco de Lali sin poder hacer nada.