El clima es raro. Mitad desconfianza mitad esperanza trasnochada. El sol da de lleno en el tinglado del colegio y abajo hace un calor de la hostia. Afuera está lindo pero el sopor adentro de la escuela te deja seco el garguero. Lo sabe el gendarme de la puerta que cada 5 minutos se esconde para clavarse un sorbito de cerveza y prenderse un pucho, lo sabe el fiscal general del peronismo que comparte con el fiscal de Milei un menjunje que de lejos se adivina negro. Los tengo vistos. Son profesionales de la fiscalizaron, vaqueanos de mil chanchullos a favor y en contra de la democracia. Pusieron el cuerpo para el pelotudo del Tío Alberto, para Macri, para Vidal, para Randazzo, para Cristina, para De Narváez, para Néstor y Duhalde. Si rascás un poco capaz que también fiscalizaron para Dorrego y Lavalle al mismo tiempo. Es de esa gente que en la época de azules y colorados salía a la calle con una remera abajo de la otra cosa de quedar bien con dios y con el diablo, aunque tratándose de militares no hay dios que valga. Si pagás, te cuidan los votos. Si no pagás… la vida misma.