Se ha dicho hasta el cansancio que donde terminan las palabras comienza la música. Eso es más cierto en los conurbanos, donde el piberío se divierte como vive: al límite.
Se ha dicho hasta el cansancio que donde terminan las palabras comienza la música. Eso es más cierto en los conurbanos, donde el piberío se divierte como vive: al límite.