Tomo el 297 rumbo a Merlo. Cuando aun no acabamos de salir de Pontevedra pasamos frente a un centro de verificación técnica vehicular o VTV, como le decimos en provincia. En frente hay un campito. En el medio hay un caballo, solo. El bicho salta y corre. Juega, se tira en la tierra bajo la llovizna. Se siente libre. Pobrecito. Ha sido reducido a creer que esa hectárea perimetrada con alambre de púas es lo más parecido al albedrío. Es casi un ser humano.
Dedicado a F.Nietzsche