A las prostitutas de Alberdi a la altura de Floresta. A los fumadores de paco de Cristianía a la altura de La Tablada. A los que duermen en la vereda frente al Ministerio de Agricultura, a los que necesitan ir a un prostíbulo. A los que no llegan a su casa si no paran antes en la estación de Liniers a tomarse una ginebra. A los que recorrieron cinco barrios buscando cocaína para soportar la noche buena.
A los que saben que cenarán solos, a esa mujer a la que se le murió el marido y ahora obsesivamente decora su casa con santos de colores. A los que no quieren salir del culto evangelista sobre la avenida Juan Manuel de Rosas, a los serenos de los edificios aristocráticos sobre Figueroa Alcorta. A las travestis de ruta 21, a Tea, que drogado debe estar haciendo willy en su moto por Mataderos, al Pókemon tomando vodka solo, brindando por lo que perdió allá lejos en su Lanús natal. A la familia del tipo que vi con un tiro en la cabeza en Laferrere. A todos ellos ojalá el 2014 les traiga lo que buscan.
Me cierran el bar. Chauchas■