Acabo de tomar el 86 en Paseo Colón y San Juan. Somos, arriba del colectivo, 5 personas. El chofer tiene las 3 puertas abiertas. Veo a 2 pasajeros sentados lejos el uno del otro que van con los zapatos en la mano. Tardo un segundo en darme cuenta por qué. El calor es homicida. No tiene que ver con la temperatura ambiente, no tiene que ver con el motor de la unidad ni con su carrocería irradiando el calor absorbido durante un día al rayo del sol. No, no sé con qué carajo tiene que ver pero este calor no pertenece al orden de las cosas creadas. Lo que hay aquí es un pasaje a ese otro estado de la materia, el plasma. Somos algo disolviéndose, un gas enrarecido de raquíticos enlaces covalentes. Me decido. Fuera zapatos, fuera medias. Sí, chicos, fúmenselo todo hasta adentro. Yo me fumo el macrismo y ya me ven, inmutable.