Viernes. Noche. Consti. Entro a la estación y rumbeo para el baño porque me recontra pillo. Apenas entro veo la imagen. Un coloqueti de musculosa está con pantalones y calzones hasta los pies. En pocas palabras, está en pija. En mitad del pasillo que separa los mingitorios de los inodoros. Tiene cara de que las cosas no le funcionan muy bien de los ojos para adentro. Intenta hacer que el chorro de meada de contra la pared desde una distancia improbable. En un tiro salpica a uno que está al lado. Empieza el griterío.
Mancha a otro. Empiezan a empujarlo. Dos contra un pirado en bolas. Entra la cana. Los tipos manchados se abren y se van a lavar mientras dos canas con cara de fastidio y calor se miran preguntándose qué carajo hacer. Me cambio de meadero.
No está bien considerado entre hombres cis-heterosexuales andar mirándose la chota en los baños públicos pero es inevitable notar que el tipo tiene una pija de la san puta. Casi que lo envidio pero no sabría con quien usarlo porque desde hace un tiempo la agenda se puso en blanco. Tristeza le dicen.
Los canas empiezan a forcejear a lo bruto y por algún motivo no muy claro, en lugar de tirarlo al piso en el baño lo arrastran en chota hasta el hall de la estación. Dejan un surco en el piso barroso y lleno de pis. Los otros tipos se ríen de la situación. Un viejo canoso comenta a viva voz
-Alta matraca el loquito, no?
Rísas.
-Ese no hace un ojete en su vida- agrega otro. Unos que vieron la secuencia desde más lejos asienten. Siguen las risas.
Me lavo las manos. Salgo. El tipo está boca abajo con el culo al aire y con los milicos sentados en la espalda. Uno tratando de esposarlo y el otro tratando de subirle los lienzos sin comerse una patada. El tipo grita que solo quería mear las bolitas de naftalina del mingitorio. No se lo puede culpar, todos hacemos lo mismo.
Unas flacas con pinta de enfermeras están apoyadas en una columna afuera del baño de mujeres. Están a carcajada limpia. Una dice
-Che, esa no me entra seguro.
-¿Qué no te va entrá?, si vo’ so’ re zorra, Yani.
– Dale que esa te re baila- aporta otra.
Yani se encula. Seguro siente que se mancilla su buen nombre.
Mientras está tirado en el piso todavía con el culo al aire el tipo gira la cabeza y mira a las enfermeras. Les grita
-En un rato salgo, mami, esperame y te la muestro de cerca.
-Sí, claro, claro, le contestan.
Uno de los canas le mete un codazo en la nuca. Duele de solo mirarlo.
Salgo de la estación. Hay un patrullero en la puerta con tres milicos saliendo. Desde la radio de uno se escucha que piden refuerzos en el baño porque un masculino desnudo está provocando disturbios. El milico del hándi le contesta
-Siempre lo mismo Giménez, todos los locos le tocan a usted.
Giménez no contesta.