Subo. Primer asiento. Lado ventanilla. El chofer escucha una canción que dice “morir por Jesús realiza mi vida”. No me dan las manos para ponerme los auriculares. En el asiento de al lado se sienta una piba con bigotes, una adolescente. Está complicada, necesita una prestobarba urgente.El asiento me dura poco. Sube una embarazada de 3 horas anunciandole a todos que está descompuesta. Con ella sube otra mujer con un bebé en brazos. Me levanto solo porque sería muy evidente si me hago el dormido y porque el chofer evangelista amigo de las inmolaciones tiene ganas de predicar. Se le nota. La piba bigotuda le da su asiento a la del bebé.
Las minas se acomodan. La que se siente mal y se quedó con mi asiento le dice a la otra: -Como tuve a los 2 seguiditos hace 3 años que viajo sentada-.
La mandé a la recalcada concha de su madre y me fui al fondo a las puteadas. Eso fue hace una hora. Todavía me están verdugueando.