Pueden decir que soy un tipo de la vieja escuela, llamarme nostálgico, tradicionalista, un punto afín a folclores pretéritos, un misticista adorador de dioses antiguos y caducos. En fin, un retrógrado. Y sí, es cierto, todavía uso barbijo. Lo uso bien puesto, además. Lo uso el tiempo que el paquete dice que es útil, además. Y en honor a la verdad, uso dos, además. Uno de farmacia medio careli y otro de tela de kiosko del conurbano que me regalaron. Los uso juntos, por las dudas. Me siento más seguro, en especial cuando me subo con 89 tipos durante dos horas en un espacio donde entran 30 y no abren las ventanillas porque se les enfría el pechito. Uso alcohol en gel, además. Me lavo las manos, evito el mate, saludo de puñito y me di tres vacunas, además. Lo hice constar en mí perfil de Tinder, para hacerme el sexy. No la pongo nunca, además, pero ese es otro tema.