Siga el baile

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Las fiestas clandestinas son como Dios, no las ves, pero están en todos lados. Sin embargo, a diferencia de Dios, también atienden en el conurbano. El otro día cayó mi primo, labura en un hipermercado de esos que se guardan la mercadería para decir “hay escasez” y remarcar a lo pavote. Nos hace la gauchada de traernos las cosas para no tener que salir.  Me cuenta que uno de los pibes que labura con él se lleva todos los viernes una cantidad desaforada de alcohol con descuento de empleados. Todo el mundo sabe, pero todo el mundo se hace el boludo. El chabón organiza clandestinas en La Matanza.