Jugueterías

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Tengo una amiga desde hace varias vidas atrás. Hace rato que no está en pareja y para evitar que reincida con un chongo policía le compré un juguete sexual por su cumpleaños. Hay confianza para eso. Voy buscarlo. Es un sex shop de la calle Maipú, dentro de una galería. Me había parecido raro que al googlear la dirección el sitio web hablara de “video cabinas”. Pensé en Michael Foucault que solía frecuentar en los setenta los prostíbulos para homosexuales sadomasoquistas de California y en dónde, sugieren algunos estudiosos, germinaron sus ideas sobre la naturaleza del poder. No sería de extrañar, el poder primero te pega y luego te coge. Pero tengo la impresión de que esos antros son demasiados sofisticados para nuestra idiosincrasia medio mojigata y nuestra economía medio pelo así que no los doy por viables acá en la pampa húmeda. Seguro que le chingo y seguro que por eso sigo pobre.