Desde hace unos años me tomo el trabajo de contar lo que veo en mis viajes diarios, en tren, en bondi, subte. Al menos lo más curioso,o lo triste, o lo extraño. No busco espejar la realidad. Tampoco podría. Le tiro un poco de belleza para hacerlo más ameno pero lo básico ocurre y ya. Nunca hay que olvidar el dogma primero del periodismo lanatista: que la verdad no te prive de una buena historia.