San Telmo. En un época, tierra de cullireros. Hoy, solar pintoresco para hostels de turistas del primer mundo que buscan esparcimiento cómodo y barato en una zona donde el metro cuadrado vale lo que el riñón de una top model. Lindo, mugroso, ni tan alejado del centro y a pasitos de Puerto Madero donde se puede ir beber con glamour y de la villa Rodrigo Bueno, donde se puede comprar una falopa de cuarta.