1 Salgo del laburo 20:45. Si quiero comprarme un atado de puchos por semana tengo que patear hasta Consti, no hay tu tía. Época de vacas flacas. Son 20 cuadras. Llego 21:15 porque voy papando moscas. Llega uno al km.29. No subo. Me deja lejos y también me obliga a un trasbordo. Pasan los minutos, y las horas. La gente se pone irascible. Desde donde estoy puedo ver como un vendedor de falopa se hace rico vendiéndole a paqueados y trabajadoras sexuales, sobre O’brien y Salta. Los dos milicos de la esquina se acercan a saludarlo. Ríen de chistes al paso. De hecho, con los milicos y todo, para junto al transa un Clío de vidrios polarizados y le compra algo. El vidrio de atrás tiene un ploteado con la cara del Potro Rodrigo. Parece que el motor está ultra manijeado porque cuando sale emite unos ruidos de transmisión de fórmula 1 que da calambre. Las cubiertas quedan marcadas en la calle mientras el auto se aleja dando coletazos entre bondis y personas que cruzan. Los policías, bien gracias.
La cosa se pone fresquita. Saco un pulóver y la campera. Me los pongo. Igual me cago de frío. Tanto las pibas que están laburando, así como las chicas con pinta de salir a bailar andan casi en tetas.
2
La monada que quedó en la fila comienza a irse pasada la hora y media. Me quedo. Aparece un 96 a Castillo. Uno de la fila de puro hinchado las pelotas del orden pútrido que dios le impone al mundo se queja a los gritos y acaba por tirarle un botellazo que da en el techo. El bondi sale arando. No aparece ningún otro. Cuando se cumple el mismo tiempo de espera que tarda un avión en ir y volver a Mar del Plata me doy por boludeado y decido irme y conmigo algunos más. Varias personas que suelen decirme “cuando te pase algo así venite” ven mi posteo en Facebook, Instagram y Wasap. Mutis por el foro. Al cabo que ni quería.
3
Ya no hay trenes. No hay combis. Me voy hasta Congreso a esperar otro colectivo imposible, el 86. Para llegar hasta ahí me tomo el 12. Viene vacío. Arriba hace tres veces más frío que abajo. Un fulano con ropa que denota un pasar más que bien llevado habla por celular a los gritos. Le dice a un tal Luquita que cómo que no se compró no sé qué jueguito de la play 5, que es un boludo, que si no se lo compra le deja de hablar porque no quiere amigos pobres. Le dice que lo espera en Palermo, que se juntan a tomar algo. Lo envidiaría, pero me disuade que es pelado y de derecha.
4
Bajo en Congreso, apurado porque la app dice que el bondi pasa en 1 minuto. Tarda 1 hora y cuarto más. Las paradas están repletas así que camino hasta Avenida de Mayo. Como me duelen los pies, estoy enojado y me hago pis orino sin decoro en plena avenida para el horror de un contingente de turistas de Europa del Este que no se decide a entrar al Tortoni. Me arrepiento cuando aparece un grupete de milicos. Hago números tratando de recordar cuánta guita tengo encima para zafar pero es inútil, me llevo soborno y coima a marzo. Al toque respiro tranquilo. No me buscan a mí que tengo pinta de oficinista inofensivo y el pito demasiado chico como para constituir una ofensa a la moral. Andan atrás de un par de pungas.
En un momento, un ruido infernal y gritos. El mismo Clío con la imagen del Potro Rodrigo pisteando en plena avenida de mayo. Se vinieron desde Consti a Congreso y por el tiempo que pasó deben haber pasado hasta por Ushuaía. El griterío que sale de adentro no deja lugar a dudas, lo que sea que compraran ya les hizo efecto. A esos sí los envidio, tienen un auto pulenta y drogas alegres. Lástima el ploter. Yo hubiese puesto a Marta Sánchez.
Entiendo que solo funcionan la mitad de los servicios, pero la línea 8 que va de aeroparque a Ezeiza manda uno tras otro. Si esa es la mitad deben tener mil unidades o saben que como ahí hay guita no vale la pena cagar a esos usuarios y sí a los otros. Después les cortás un dedo o les pegas un tiro y te tratan de hijo de puta. En fin, la hipocresía.
5
Al rato aparece el 86. El colectivero es un viejo de pelo teñido que mira al frente e ignora al resto del pasaje cualquiera sea el escenario. Lleva una toallita entre las piernas con motivos de Pow patrol. Es raro mal.
El motor del bondi no está muy convencido de funcionar correctamente porque cada 30 cuadras tiene que detenerse 5 minutos para que se le enfríe algo o se llene de aire otra cosa. El chofer no lo explica tampoco. Además, estimo la cantidad de pasajeros en 100 personas, mono más, mono menos.
En Once sube a los gritos una embarazada paqueadísima reclamando asiento para ella, para el marido en peor estado y para una nena de unos 4 o 5 años que lleva una muñequita de trapo y está rapada. Si no fuera por un arito en forma de flor que tiene en la oreja izquierda sería una buena modelo para fotografía de campo de concentración polaco. La flaca grita incoherencias. Se babea todo el tiempo. Una pareja que ya estaba sentada cuando subí les deja el lugar. Igual se bajan al toque, de allí tanta generosidad. Los paqueados no dicen gracias. Al menos se duermen abrazados a la nenita. La mina tiene la panza al aire toda sucia. El ombligo parece una válvula a punto de estallar.
Cerca de Laferrere la nena se despierta. Se incorpora en el asiento y en un momento cruzamos miradas. Me sonríe. Le devuelvo una mueca fingida, de compromiso, falsa como dignidad macrista. Otra vez me arrepiento. No tiene la culpa de mi suerte y la de ella la auguro de morondanga para abajo. Se despiertan. Están por bajar en la terminal del metrobús. Busco cruzar nuevamente la mirada con la nena para devolverle una sonrisa sincera, no sé, algo que le deje un signo lejano de que el mundo no es tan solo un miasma infecto. Sin querer la cruzo con la paqueada que espásticamente me raja una puteada que va desde la vagina de mi madre hasta la concha de mi bisabuela. Porque sí, a santo de nada, porque miraba a la hija. Se bajan. Al toque la mina vomita un petróleo gelatinoso mientras la nena lleva de la mano al padre hasta uno de los asientos. El colectivo arranca.
6
Sigo. Va por ruta 3 antes de entrar a Kathan city. Como el acceso habitual está en reparación se desvía por barrios en los que los pibitos de Hamas y el Hezbollá se cagarían encima. Llego hasta la estación de Kathan. La plazoleta nueva por ahora está bien iluminada así que se puede ver si hay o no muchachada amiga de lo ajeno. No hay bondis y esperar un remis me llevaría media hora. Camino. Son 15 cuadras. Las últimas 5 son oscuritas. Por lo general las usan para tirar basura y cadáveres de mujeres, justo donde la ruta se divide entre la que va a Pontevedra Hills y Moronville.
De una bolsa de basura salen 2 gatos. Están compartiendo la cena con una rata que por el tamaño parece el preso más poronga del penal de Sierra Chica. Me miran de reojo, pero me dejan en paz.
Llego a mi casa. Son las 02:40. Pasaron 6 horas.