Me voy a meter en un berenjenal y voy a decir que me parece injusto cargar a CAMBIEMOS con todo lo malo de la actualidad ya que el problema no es esa alianza de gobierno sino sus votantes. Macri, es cierto, ha mentido en sus discursos electorales. Quienes lo acompañan han hecho lo mismo. Pero también han dicho la verdad y han actuado en consecuencia.
Despidieron a miles de personas con contratos precarios –precarizados no por ellos, dato no menor-; desmantelaron programas sociales, criminalizaron la protesta social, volvieron a someter al fisco a los intereses multinacionales y trajeron la vendetta nuevamente al escenario político. Es lo que dijeron o sugirieron que harían. La mayoría de los votantes votaron eso. No un montón de ovejitas, no un cruzada de niños. Personas habilitadas legalmente para emitir su voto. No es “Macri es un hijo de puta” porque el responsable de la posición que hoy por hoy tiene Macri no es Macri mismo, ni Magnetto, ni los Mitre, ni Grobocopatel, ni Durán Barba, ni Monsanto. La responsabilidad pura y directa de lo que hoy nos angustia es de la gente que votó a Macri y del universo de votantes que no lo votaron y que fueron incapaces de generar en los otros un convencimiento real. No putees más en las redes sociales contra un mal metafísico. Salí ,y si te da el cuero, putea a tu vecino que lo votó porque él es el responsable. Mirate al espejo y pregúntate a vos mismo qué hiciste de utilidad para que Macri no esté donde ahora está. ¿Militaste? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿En todo estabas de acuerdo? ¿Nunca te comiste un sapo? ¿Dijiste que estabas en desacuerdo? ¿La razón por la que dijiste que sí era plenamente honesta?
Y si querés hilar finito y te gustan la reflexiones ásperas, ponete a pensar que si después de 12 años de supuesto progresismo el electorado vota a la derecha es porque ese progresismo era, para las mayorías electorales, ineficaz en lo que a ellas les importa, fuera lo que fuera. Y ese mismo progresismo hoy, ante el horror de los vientos del desastre, es incapaz –en todos sus niveles y luego de dos meses- de hacer una autocrítica sincera de por qué llegamos donde llegamos.
Raúl González Tuñón escribió alguna vez la famosa frase: “Marchemos, gritemos, protestemos… Que cuando se escriba la historia de este tiempo que nos tocó vivir, se sepa que no estuvimos de acuerdo…” yo agregaría: ni antes, ni ahora.