Voy en el colectivo, repleto como siempre. Junto a mi, una pareja se habla en oraciones que carecen de al menos 10 letras del abecedario. Ella tiene tatuado en la garganta un nombre borroso y en su brazo una especie de mancha. La ley de cierre hace que yo lea “naruto” pero no tiene aspecto de fanática del animé ni de cosplayer.

Aparenta muchos más años de los que tiene, al igual que su pareja. Él tiene la cara tatuada por un artista con las mismas capacidades estéticas que el de su chica. Ella habla todo el tiempo y en lugar de poner punto al finalizar sus unidades mínimas de sentido agrega indistintamente “ehhhhhh” y “vishhte”. Tiene una verba violenta y amenaza con cagar a trompadas a una vieja que la pisa. Él guarda silencio y le manosea los pechos sin recaudo ni empacho. Ella me pisa y se disculpa mirándome de arriba abajo como si portara el ébola. Casi me lo hace creer. Ambos se bajan en Laferrere Town. Suben, en el mismo lugar, unos hinchas de vaya a saber qué club que reclaman viajar gratis por el solo hecho de existir y lo logran a fuerza de gritos y empujones. Hay que decirlo, aunque vaya de suyo: No será un buen viaje. ‪

#‎randazzoturevolucionesunmeconio
#‎etnografiassuburbanasfullescalacromatica