Barrio del Once. 12 de la noche. Espero el 86. El vaso de cerveza que tomé me cayó mal, como es costumbre desde que la juventud me dejó por otro. Bueno, mal lo que se dice mal, no. Me pegó triste, melancólico, nocturnal. Me pegó con una serie interminable de pequeños fotogramas, clips de segundos con caras y besos de otra edad del mundo, tan pero tan lejana que se borran en la irrealidad de la alucinación y el sueño. Y entonces lo que veo se calca sobre un recuerdo.
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Posteado elSan Telmo. En un época, tierra de cullireros. Hoy, solar pintoresco para hostels de turistas del primer mundo que buscan esparcimiento cómodo y barato en una zona donde el metro cuadrado vale lo que el riñón de una top model. Lindo, mugroso, ni tan alejado del centro y a pasitos de Puerto Madero donde se puede ir beber con glamour y de la villa Rodrigo Bueno, donde se puede comprar una falopa de cuarta.