Como la edad que tengo no es nada barata mí memoria alcanza hasta tiempos en los que no era tan habitual como ahora que los diarios te explicaran paso a paso cómo amasijar presidentes; o sí, pero eran más discretos. En esas épocas, con la excusa del currículum oculto y aquello de formar al educando para el mundo laboral, te obligaban a ir al colegio de punta en blanco. En la puerta se paraba una preceptora o algún otro con cargo institucional y te miraba la facha a ver si te encontraba algo en órsay.