Ferrocarril Roca. Voy de espaldas al sentido en el que viaja el tren en uno de esos asientos que dan contra el final del vagón. En diágonal, una flaca. Está buenísima. Lleva un set de mate rojo, una mochilita demasiado adolescente para ella y una bolsa blanca como de marca de botas berreta.
Atrás de ella, una nena de unos ocho años con equipo de gimnasia de colegio privado y una muñequita en la mano. Va con un tipo de unos treinta y pico. No puedo discernir si realmente tiene cara de pelotudo o es que yo tengo un mal día y no me banco su look de falso pibe chorro, con llantas faroleras, pantalón de gimnasia y flequillito engominado. Es espamentoso y grita mucho. Juegan a pegarse. El tipo le insiste a la nena que le pegue a la flaca. Es la madre.
-Pegale a mami, pegale a mami- le dice.
La nena se ríe. Le pega a la madre en la cabeza. La flaca se ríe y sobreactúa enojo. La mira torcido. La nena con cara de yo no fui le dice que el padre le ordenó que le pegara, que no es culpa de ella.
Resulta que el tipo con cara de pelotudo se dio el lujo de reproducirse con un bombón y yo, a mis cuarenta, con el pescado sin vender. Claramente no es mi día.
Siguen dándose pequeñas cachetadas. Hacen el ruido con la boca. splash! Pum! Plaf! La flaca les dice que no jueguen así porque después terminan llorando. El tipo sigue insistiéndole a la nena que le pegue a la madre pero la nena algo debe haber cazado en el aire porque no quiere hacerlo. El tipo, entonces, sin dejar de pegarle a la nena, despeina a la flaca y le dice
-No te enojes mamucha, que te vas a poner vieja – y mirando a la nena le pide – decile a mami que la quiero.
La nena los mira a los dos y no se anima.
Antes de que pueda decir algo la flaca se da vuelta y le dice a la nena sin mirar al tipo
-Decile a papi que si me quiere debería haberlo pensado dos veces antes de meterle los cuernos a mami con la tía.
La nena se sienta. Agarra la muñeca y saca un celular de la mochila. Se acabó la joda. El tipo se pone colorado y serio.
-Che, no jodas, ‘tá la nena- dice.
-No te jodió que la nena te viera.
Papi abre la boca un par de veces pero no se anima a fijar la vista en ninguna de la dos.
Se bajan en Villa Domínico. Cuando están en la puerta el tipo no se aguanta y larga
-Fueron dos besos nomás.
En pleno andén la mina le pone de sombrero el set de mate. Papi trastabilla y cae.
La flaca le sigue dando. Llovizna. Por la ventanilla veo a la nena alejarse del asunto con el celular en la mano.
Me felicito por tener siempre la razón. El tipo era una pelotudo.