Nenita

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Secuencia de fiebre alta. Duermo como el culo. Sueño cosas. En realidad sueño varias cosas pero solo recuerdo secuencias con una ex. ¿ex? Bueno, ex, lo que se dice ex, no. Ex, es, pero no ex novia. Hubiese estado bueno pero la vida es como es. La cosa es que mientras vuelo de fiebre sueño que estoy en su casa. En su baño. Estoy duchando a una nenita de unos dos o tres años que no se deja lavar la cabeza y no para de gritar y reírse.

Dengue

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En cama desde el sábado pasado. Fiebre alta, dolor de articulaciones, nauseas, dolor de cabeza, desgano, dolor de garganta. Me quedo en acostado. Tomo cualquier porquería con forma de pastilla porque seguro no es más que una gripe barata. Me banco el dolor de cintura de tanto estar acostado porque otra no me queda. Llega el lunes, sigo sientiéndome mal. No voy a laburar. Ese día no la paso tan mal pero a la noche la tengo que parir. Mi vieja llama al médico de la obra social. Viene como a las dos horas, rápido teniendo en cuenta que vivo donde vivo.

Sobre la adultez (algunas anécdotas, una introducción muy pedante aunque no era la idea y un final horrible pero me encabroné y me fui).

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Al final de cuentas la adultez es una enorme decepción. Si hacemos números, nos preparan una veintena de años para ser adultos porque si tenemos suerte nos pasamos la mayoría de la vida siéndolo. Sin embargo, le ponen tanto empeño en predicarla que cuando llega no puede ser sino como una caja vacía sin regalo dentro.

Más allá de la juventudes extendidas que pueblan la reflexión psico y sociológica de los últimos tiempos -certera en algún punto- el culto a la adultez puebla los discursos más variados. Se espera que luego de cierta cantidad de tiempo uno se comporte de determinada manera, piense, sienta, sufra y ame «como un adulto» o como lo requiera la imagen idealizada de la adultez que cada cultura se arma en función de sus necesidades históricas, económicas, sociales, etc, etc.

Extrañar

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No nos detenemos a pensar lo que significa extrañar a alguien. Solemos vivir la vida con sus idas y vueltas y dejamos el extrañamiento por lxs otros para momentos límites tales como la muerte o el umbral de algún adiós prolongado. Luego nos acostumbramos y, con más o menos lentitud, volvemos a la cotidianidad en donde los otros, los idos, los partidos en su viaje, cualquiera sea, ya no cumplen el rol protagonista de nuestro extrañamiento. La vida misma sería un ejercicio más insoportable de lo que ya es si no pudiéramos abstraernos la mayor parte del tiempo de esos fantasmas evocadores. Su presencia constante es síntoma de locura. Su irrupción eventual, por incómoda que sea, acaso un signo de la cordura frágil para la que somos entrenados entre sudores y lágrimas.

Exilio

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Mi amiga Virginia se va del país. Se hinchó los ovarios. Tiene 33 años. Sobrevivió al menemismo. Sobrevivió a De la Rua. Sobrevivió a Duhalde. Sobrevivió al kirchnerismo. Pero con Macri se cansó. Si fueran solo ella y su marido, se queda en la trinchera. Pero ahora tiene una hija. Se van. Ella, su marido y su hija. No se va con una mano atrás y otra adelante, pero se va. Vende todo, deja todo. Deja a sus amigos, deja los laburos que tenía y con los que no llegaba a fin de mes. Deja a sus parientes, los lugares de su infancia, el recuerdo de sus amores y dichas que es, al fin y al cabo, lo que constituye nuestros amores y dichas presentes. Deja este país porque se cansó de todo.

La circularidad del tiempo 3 – confort

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Parada. Dos tipos, como de mi edad. Uno está taciturno, extraviado, con la mirada medio perdida, medio clavada en las palmeras podridas del refugio. Le habla al otro sin mirarlo. Contándole o contándose. Le dice -Me dejó. Es cierto que yo no me puse las pilas, pero no la cagué. Estábamos bien. Nunca me pidió nada. Yo nunca le pedí nada. Conoció a un pibe. Anduvo un tiempo con él al mismo tiempo que conmigo. Parece que el pibe apretó el acelerador y ella tuvo que elegir. Me lo dijo de frente. Una divina. ¿Qué le iba a decir, que se quedara conmigo?

Pecadorxs

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Los pecadores me cuentan cosas. Al parecer en algún momento de la vida desarrollé el talento de una escucha que otros asumen cómplice. Vienen y tarde o temprano vuelcan en palabras sus trapizondas, sus agachadas, sus infidelidades y pequeñas y grandes deslealtades. A veces ni falta hace, les saco la ficha y se dan cuenta. Me lo ven en la mirada. Criminales de la moral cotidiana se sientan frente a mí y narran.

Teología

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La teología de la liberación exhortaba a lxs fieles a basar su relación con dios, con las estructuras eclasíasticas, con la sociedad y el Estado desde un lugar de igualdad. Lxs fieles ya no eran para ella un rebaño de corderos incapaces de guiarse a sí mismxs sino una congregación, una hermandad con la capacidad de autogestionar su vínculo con la divinidad desde la convicción cristiana de que sólo en la más plena libertad lxs creyentes encuentran sentido en el mensaje de cristo (ver parábola del hijo pródigo, Lucas 15: 1-32), y en el que su heredera, la iglesia, cumple un rol de acompañar a la comunidad no ya marcando desviaciones en la doctrina sino recordando que los que tienen hambre y sed de justicia son en gran medida los que no tienen pan para sí y para los suyos.

Pelotudo, pobre diablo

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Tenía un conocido, como de mi edad. Docente, cada tanto remiseaba porque no le alcanzaba. Hizo campaña en las redes por el cambio durante todo el 2015. Decía que él le enseñaba disciplina a sus alumnos mientras el otro gobierno choreaba a morir. Que el cambio nos iba a hacer bien. Que los que advertíamos sobre Macri estábamos entongadxs, que éramos unos boludxs, unxs mala leche, que en la universidad nos lavaban la cabeza unos zurdos trasnochados. Celebró el triunfo del macrismo como quien tomaba el palacio de invierno o la bastilla. En algún momento dejamos de ser contactos. Me extrañó. Hace unos días, por curiosidad malsana lo stalkie. Postea frases positivas sobre artes marciales y gatitos. Del país, nada. De la situación docente, nada. De la escuela 49, nada. De los tarifasos, nada.
¿Raro, no?

Cristina

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Ayer a la noche era un re buen momento para que Cristina dijera “me mandé un montón de cagadas, es cierto, pero la monada morfaba seguido, llevaba a sus pibes a la plaza y cada tanto a un mc donals. Mucha de mi gente se la llevó en pala, pero a la clase media no le faltaba el gas ni el agua. Me hice la boluda con muchos derechos humanos pero a otros los instauré por primera vez en la historia.
Los historiadores juzgarán mis grises. Para ustedes ya está el veredicto.” Ahí se hubiese convertido en la política más importante en la historia del país.
Lástima, la dejó pasar.

Argentina potencia

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Te dicen “¿Por qué vienen a estudiar gratis a la Argentina?” bueno, la respuesta está en la pregunta, es decir, porque es libre, laica y gratuita. Pensalo en estos términos si querés, somos tan pero tan capos que armamos este sistema en 1918 y con eso sentamos las bases de una de las clases medias más amplias de toda América Latina. Eso en ese momento no se veía pero era una transformación invisible posta, no la que le venden a la gilada.

Abuelos

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Uno de mis abuelos era polaco. Polaco, polaco, de esos que suelen nacer en polonia, como suele ocurrir con los polacos. Era de todo menos rubio y esbelto. Descendía, pues, de una estirpe de judíos cagados de hambre. Los que pudieron se subieron a unos barcos y los que no, tuvieron un problemita, digamos que domiciliario, en Auschwitz.

Ella

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La veo desde el colectivo. Cruza el asfalto con la parcimonia de quien se sabe dueña de la calle. Errática pero veloz. Le adivino el origen. El puesto de choripanes que a toda hora cocina una pumarola y a toda hora da alvergue a quien no tiene donde ir, o no lo recuerda o no lo tiene muy en claro. Viene de ahí y como todos allí escapa del agobio del calor. El puesto tiene por techo una lona azul que alguna vez fue un banner electoral de Mario Ishi, uno de esos barones del conurbano de idelogía líquida y moral tirando a precaria.

Dante

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Ayer murió Dante. Dante Zavatarelli. Tenía 80 años. Lo conocí en la tecnicatura en periodismo. Dictaba Ética y deontología profesional. Era una leyenda viviente del periodismo deportivo pero los chicos y chicas que pululaban por los pasillos no tenían la más puta idea de quién era. Se le cagaban de risa por el moñito y él lo sabía, pero no le importaba. Era su sello.

Derecha

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El problema no es que gane la derecha una elección, sino que su triunfo habilita actitudes que en principio se encuentran más cercanas a la brutalidad que a cualquier ideología. Es en ese paño donde se juega la cosa cotidiana. Eso parece decirle una chica trans a otra en la esquina de Garay y Salta. Usa otras palabras, es cierto. No le pone eses a lo que dice, es cierto.

Hacia allá

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Tal vez Borges sea quien mejor comprendió la imagen del futuro como un sendero que se abre y al pasado como una linea recta. En esa escena me descubro al recordar que el 14 de abril de 1997 salía el primer número de la primera revista que hice, Hacia Allá. Veinte años y monedas separan aquel otoño de este invierno. A veces parece tiempo al garete, a veces no.